Tocar fondo
junio 18, 2020 11:29 pm«Tocar fondo» es una frase usada para decir que se llegó a lo más bajo posible o lo más bajo que nunca antes has caído a nivel emocional.
Parece horrible, ¿cierto? Suena a lo más denigrante o humillante… y posiblemente lo sea si lo vemos a simple vista. Porque la verdad solo tocamos fondo cuando sentimos que dimos todo y perdimos, sea lo que sea que hayas dado y sin importar qué perdiste.
Porque para cada uno de nosotros “perder” y “ganar” no significa lo mismo, sin embargo, cada visión de esos dos conceptos es totalmente válida y veraz. Por lo tanto, cada fondo es diferente y la manera en que lo tocamos también. Puede que para unos tocar fondo sea dramático, para otros es muy interno, solemne, calmado y lento, algunos saben muy bien que pueden buscar ayuda profesional rápidamente antes de perder el control de sus emociones y de sus estilos de vida, otros lo viven con pasión y hasta con cierta gracia y diversión.
Yo he tocado fondo varias veces en mi vida y en muy pocas (y recientes) lo he llevado de manera casi imperceptible por los demás, antes era una cuestión de llorar horas enteras y dormir soñando con el problema que fue la gota que rebosó la copa, despertar empapada en llanto y con un grito ahogado, queriendo renunciar a la oportunidad de un nuevo día y un nuevo comienzo.
Empecé a ver estas etapas como algo muy necesario para subir con más fuerza y energía, con más consciencia y subir más alto de donde estaba cuando caí.
¡Tocar fondo! Es como estar ahogándose en el mar. Y es así para todos los que lo viven, aunque lo vivan aparentemente distinto. Es como quedarse en el fondo del océano… en medio de algo mucho más enorme que tú mismo. Es como no poder respirar… cada intento de inhalación es doloroso porque el agua te llena el interior y sientes que te revientas desde dentro. Y cada exhalación es como soltar lo único que parece que te tiene con vida aún. Es como si no pudieras moverte… lo haces, pero te pesa toda el agua a tu rededor y cada movimiento parece no llevarte a ninguna parte segura, si te muevas rápido solo te desgastas porque el agua sigue ahí por todas partes; y si te mueves lento pues lo haces por inercia con la corriente del agua del mar.
Es querer salir a la orilla a respirar una gran bocana de aire una vez más, pero a la vez es querer quedarte en el fondo sintiendo la arena suave y el agua meciéndote, y quizá se quiere esto solo cuando sentimos miedo. Miedo de que cuando salgamos a la orilla y estemos tomando aire con la boca abierta, los ojos empapados, la mirada borrosa, el pecho adolorido y los brazos intentando agarrar cualquier cosa ¡aparezca una ola pegada a nuestro rostro y nos llene los pulmones de agua! Y nos revuelque nuevamente hasta el fondo.

Podríamos decir que el miedo es la arena de la que está hecha el fondo. El agua es nuestras ganas de llorar. El tragar agua con cada inhalación es como todo lo que queremos decir o gritar y duele, callemos o no. El soltar el aire es como soltar lo que nos ilusionó con que todo podía mejorar cuando en realidad la situación seguía su curso. El movernos rápido podría ser evadir nuestra emoción por evitar el debilitamiento. El no movernos sería enfocarnos tanto en el problema que simplemente nos acostumbramos al sufrimiento.
Tocar fondo…¡ah! Que bueno es cuando tocamos fondo y podemos apreciar la suavidad de la arena, las corrientes del agua, el brillo del Sol atravesando las olas de la superficie, ver las burbujas que creamos y emergen de nuestro cuerpo, quizá deslumbrar alguna criatura marina y decidir disfrutar de ese instante que puede que sea el último de esta vida o puede que sea el primero de la siguiente forma de vivir.
La suavidad de la arena como la suavidad de los miles de recuerdos que se van volviendo uno solo y se le llama pasado. Las corrientes del agua como todo aquello que sucede a nuestro alrededor y no podemos controlar ni cuando es tan personal que nos toca por completo. El brillo del Sol atravesando las olas como las pequeñas cosas que sí están bien a pesar de todo el embrollo y la locura de aquello que no manejamos. Las burbujas como nuestros pensamientos que van emergiendo desde nosotros hacia lo externo haciendo parte del todo pero que una vez se hacen parte del todo dejan de ser nuestros pensamientos y empezamos a ser parte de ellos. Las criaturas marinas como alguna otra persona que aunque parezca que no nos entienda, siendo ellos mismos nos ayudan a ver que se puede vivir de otras formas.
Tocar fondo… ¡oh sí! Para luego poder respirar otra vez con más ganas, más profundo, más fuerte, ¡más placentero! Aprender a nadar más eficientemente, con un miedo menos o inclusive varios miedos menos, aprendiendo a fluir con las olas que nunca paran, sonriendo al poco o mucho sol, elevando la cabeza y algunas veces sumergiéndola solo para recordarte lo mucho que bajaste y lo mucho que subiste.
Si has tocado fondo, te felicito, ¡has vivido al máximo tu vida! Espero que hayas aprendido cosas hermosas y que las puedas reconocer.
Recuerda que siempre hay alguien dispuesto a oírte antes de que toques fondo o estando ahí, siempre puedes salir y seguir aprendiendo, la decisión final la tienes tú.
Fotos de Unsplash: Jeremy Bishop / Linus Nylund
Etiquetas: emociones, mente, positivismoCategoría: Relaciones intrapersonales