Infidelidad o deslealtad
junio 21, 2020 3:22 amLa palabra fidelidad cada vez parece más irreal porque es más justo para todos hablar de lealtad, con uno mismo y con los demás, lealtad con lo que se quiere vivir como individuos y a la vez con lo que se proyecta y se construye en pareja, como los acuerdos que se pactan mediante la comunicación y lo que se pide a la pareja que cumpla, nosotros también lo debemos cumplir. Solo tienes que elegir entre vivir la fidelidad o la infidelidad, vivir con lealtad o deslealtad.
Ten en cuenta que cada persona entiende la infidelidad como pasar ciertos límites. Es vital que cuando se establece una relación de pareja se tenga claro cuáles son los límites de LEALTAD que identifican la fidelidad.
Hoy en día no debes tener miedo a romper tabúes y puedes permitirte hablar con claridad sobre tus gustos, tendencias y expectativas, permitiendo a tu posible pareja que también se exprese con naturalidad y si no son compatibles en estas tres áreas pues lo mejor será seguir cada quien su camino.
Por ejemplo, hay parejas que se permiten mirar a otros, besar a otros, fantasear con otros, chatear y coquetear con otros, tener relaciones sexuales esporádicas con otros e inclusive parejas que se permiten enamorarse de otros. El todo es que se haga de mutuo acuerdo por gusto y no por miedo a estar sin esa persona que nos pide estas modificaciones a lo tradicional.

Siempre que hay una infidelidad hay una invitación a replantearse si estás en una relación que vale la pena salvar, reconectar con lo que eres como individuo, saber lo que significa estar en pareja, reconocer lo que sí tienes como equipo y lo que definitivamente no funciona, descubrir nuevas formas de verte en el futuro y elegir siempre pensando en ustedes dos y no en las personas cercanas que crees saldrán afectadas o en lo que dirán si haces o no haces.
En una infidelidad no hay buenos ni malos claramente. Siendo objetivos todas las partes son víctimas de sus propios vacíos, de sus excusas, ilusiones y expectativas. Hay infidelidades que podemos suponer que duelen más que otras como ser engañado con personas conocidas, muchas veces o con personas de otro género que uno cree que no le gusta a la pareja… pero a la final el sufrimiento es sufrimiento.
Pero, ¿qué duele en realidad? ¿Duele el amor? No, el amor real no duele. Duele el ego y duele por diferentes motivos. Puede que duela la falta de perdón, la crítica, el pensarse insuficiente, la vergüenza (les duele a los tres bandos) y todo esto viene del ego (yo).
Duele, básicamente y sin mucho análisis, porque una infidelidad atenta contra la salud física, mental y energética de la pareja (espos@- novi@) también de los agregados a la relación y obviamente de sí mismo.
Si estás en una relación formal ten presente que se trata de cómo quieres sentirte TÚ y de lo que tu das y cómo te sientes dando, porque recibir es más agradable cuando has dado con la misma intensión e intensidad. ¡Que bonito recibir sin remordimientos internos, que bonito dar con alegría! ¡Que bonito irte o quedarte sabiendo quién eres!
La persona que gusta de la lealtad se siente llena, tranquila, ligera y cuando pasa por situaciones complejas sigue siendo quien siente satisfacción de tener su cabeza en alto en cuanto lo decida.
No se trata de quien se ha portado mejor o peor. Se trata de quien se siente mejor o peor con las decisiones que ha tomado con su responsabilidad emocional, que es el primer compromiso que se adquiere tan pronto formamos pareja.
¿Por qué se dice que la persona infiel la pasa bien? ¿Por qué se dice que el tercero en discordia es mala persona? ¿Por qué se dice que los engañados son unos tontos? Acá hay varios puntos a tener en cuenta desde la perspectiva de todas las partes involucradas.
Hagamos evidente la emoción de cada uno para entender, aprender y no repetir. Podemos ser o llegar a ser los traicionados, los “otros”, los infieles o los cómplices del engaño en los giros locos de la vida.
La persona infiel:
Tiene temor a ser descubierto, a perder a la pareja por errores que posiblemente no lo valen (o errores que no puede identificar porque está en automático), a causar dolor y saberse una mala persona, al qué dirán, a descubrir que en realidad la pareja sí era la persona indicada para compartir, a darse cuenta que la parte sexual se podía solucionar o mejorar con un poco más de enfoque, o incluso tiene temor a descubrir que no había que buscar en otros cuerpos.
Y en el fondo tiene mucho miedo a enfrentar sus caretas y lo que se esconde detrás.
Después de un tiempo no puede descansar, relajarse, se llena de gases, le duele la espalda, se le bajan las defensas y atrapa resfriados constantemente, le da bruxismo o le da jaquecas. A veces no puede perdonarse su falta de autocontrol, de empatía, de coherencia… ¡y no es que merezca vivir así! Simplemente es que no asume que está haciendo las cosas de manera incorrecta y el ego le envuelve con excusas para seguir actuando en contra de sí mismo y por ende en contra de su pareja y algunas veces en contra de su “amante” (linda palabra que deberíamos usar dentro del noviazgo o matrimonio).
La mayoría de los casos vienen con un componente psicológico asociado como crecer en un hogar donde uno de los padres era infiel o la primera pareja fue infiel; otros casos son netamente sociales como ser educados en hogares machistas donde el hombre aplica y la mujer se revela o también tener la presión social de estar comprometidos con personas de ciertos perfiles predeterminados; y otros casos tienen componentes emocionales donde la persona no se atreve a comunicar sus inconformidades a la pareja o no se siente escuchada y acude a terceros para satisfacer esas necesidades (diversión, variedad, atención, conquista, romanticismo, comprensión, seducción, etc.)
Narcicismo les sobra a quienes quieren probarse que pueden con más y variadas conquistas y distintas relaciones al tiempo, pero mantienen la relación oficial en supuesta monogamia. Autoestima es lo que falta a los que quieren ser infieles y no lo hacen porque no se creen capaces de conquistar a alguien más y se retienen en sus relaciones poco satisfactorias mientras que caen poco a poco en la pornografía y cosas similares o se enamoran de alguien más sin comentarlo (para muchos eso ya es infidelidad).
La persona que entra en medio de una relación:
Si sabe que su nueva conquista está en una relación monógama previa y acepta darle rienda suelta a los impulsos y deseos, demuestra su inseguridad y egocentrismo, ya que cimentar la valoración propia en estas actividades clandestinas evidencia un déficit enorme de conciencia de merecimiento y a su vez raya en el egocentrismo porque alimenta su ego y estima en suponerse mejor que la pareja oficial en tal o cual característica.
Con el tiempo puede llegar a auto-engañarse y volverse vulnerable al dominio que ejercen las reglas básicas que impone el infiel para mantener su imagen y sus relaciones.
Si se enamora y olvida que era solo un pasatiempo consensuado, puede hacerse ilusiones aún, cuando sepa que hace parte de un secreto. Peor cuando espera ser la pareja oficial en cuanto se termine la relación en curso y que en esa relación no habrá infidelidades.
En ese punto el autoengaño va de la mano de la dependencia y de la frustración, empiezan los episodios de enojo y tristeza… solo le queda optar por no sufrir y no hacer sufrir, ya que sabía en lo que se metía a pesar de que elija creer que su pareja clandestina es víctima de una relación complicada, agotadora e infeliz.
Cabe aclarar que, si la persona que hace de sucursal, no sabe que su pareja tiene otra pareja anterior y actual, siente lo mismo que si fuera la pareja oficial y pública.
La persona traicionada:
El autoengaño, la dependencia, la idealización y el miedo a empezar de nuevo hacen que no se den cuenta o no acepten que hacen parte de una relación en desequilibrio incluso cuando ha sentido la angustia, el desespero y la incertidumbre que surgen de las sospechas y señales.
Se puede decir que es la persona que más sufre, pero más bien es la persona que sufre más abiertamente porque recibe más empatía y esto le permite expresar su dolor de distintas formas durante un largo tiempo. Una vez tiene la certeza de la traición sufre un golpe muy fuerte contra su valor y estima, hay emociones provenientes de la decepción, tristeza, pena, confusión, curiosidad, humillación, del enojo, asco y rencor.
Inclusive puede empezar a acumular grasa abdominal por la necesidad emocional de protección también puede presentar jaquecas por el pensar obsesivo en el tema intentando atar cabos sueltos y pensando qué hacer, entra en un ciclo anormal de sueño y empieza a comer por estrés. Luego está siempre la oportunidad de seguir con la relación o terminarla y se generan estados ansiosos o depresivos.
Y sobre esta persona recae la tarea más compleja que es la de PERDONAR Y SOLTAR, indistinto el desenlace de la historia.
Los cómplices:
Estas personas dependiendo de sus propias experiencias de vida y de sus prejuicios sobre la pareja oficial del infiel, van a tomar decisiones como distanciarse, alcahuetear o hacerle saber al engañado lo que sabe. En todo caso permanecen en una tensa calma ya que no es fácil decidirse y por más que parezca correcto una u otra cosa según sea el caso, ellos cargan con una información importante que se mezcla con sus personalidades.
No descargues la ira contra las personas cercanas a la relación (amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo o estudio, amigos de redes sociales, etc.) que conocen del engaño. Ni siendo los que te permiten seguir engañando a tu pareja y no aconsejarte mejor, ni siendo los que se hacen amigos del “amante” de tu pareja, ni siendo los que te cuentan del engaño, ni siendo los que aconsejan a tu “amante” para que respete a su pareja.
En ningún caso tienen la culpa, ellos solo son espectadores que tienen sus propios duelos, sus propios secretos y su propia manera de ver el mundo.
Si te han engañado, te entiendo. Sé que duele al sospechar y al enterarte, porque crees que te llenaste de nada, pero no es así. El vacío pertenece a quien engaña, no debemos apropiarnos de algo externo. Debes enamorarte una vez más, pero enamorarte de ti ¡y mucho!, perdonar es un proceso muy largo y no importa si sigues con tu pareja o la dejas, debes perdonar la situación y soltar esos recuerdos, debes encontrarle el aprendizaje para saber qué no repetir, pero no desde el miedo sino desde la evolución de tu ser.
Si eres infiel, te entiendo. Sé que se siente bien tener un supuesto control de las situaciones y que se siente bien creer que se es libre de esta forma. Pero no eres libre siendo esclavo de mentiras y no tienes el control de ti mismo. Además, es arriesgarte físicamente porque entre más te acostumbras a la infidelidad más vas a querer innovar y entras en un bucle de cosas que, aunque excluyen a tu pareja, igual le incumben y es jugar con la vida entera y el futuro de esa persona que te aguanta en las buenas, en las malas y en las horribles. Si no estás feliz en pareja, no estés en pareja. Si no estás feliz con esa pareja, seguramente tu pareja tampoco está feliz contigo. Atrévete a comentarlo para que luego del dolor venga la paz para los tres. No seas envidioso.

Si eres el tercero en discordia, te entiendo. Sé que se siente rico sentirse deseado con locura, sentirse más que los demás, es divertido hacer una travesura y lo clandestino tiene su encanto por la adrenalina que se suma a otro poco de hormonas adictivas. Pero es muy triste que tu autoestima requiera de este tipo de actividades para estar estable, busca personas solteras o que tengan una relación abierta para compartir este tipo de experiencias sin daños colaterales. Puedes salir realmente afectado con el tiempo y es una ruleta rusa donde puedes ser el primero en salir del juego con heridas graves. Estás en una relación donde la única verdad es que hay muchas mentiras.
Si eres el cómplice, te entiendo. Puede ser que te caiga mal la pareja oficial o que estés enamorado de una de las personas involucradas o puede ser que no creas en el amor, puede ser que te hayan sido infiel, puede ser que le tengas mucho cariño y respeto a alguno de ellos, pueden ser muchas cosas que te tengan en esta situación incómoda. mientras no sepas qué hacer tomar distancia estaría bien para todos. Lo ideal es que hagas lo que te gustaría que hicieran por ti, es la única forma de sentirte bien con lo que decidas, siendo coherente.
La clave fundamental para evitar o finalizar estas situaciones es conocerse, tener comunicación asertiva y permitirse ‘ser’ mutuamente.
Fotos de Unsplash: Jason Abdilla / Alex Iby / Anthony Intraversato
Etiquetas: emociones, Infidelidad, lealtad, Pareja, Relaciones, traiciónCategoría: Relaciones interpersonales